Apícultura
Hace apenas una semana, en las provincias más orientales de Cuba, Granma, se efectuó una reunión de todos los directivos de la apicultura cubana y una representación de apicultores de esa provincia. Estas reuniones tienen como propósito, analizar de cada una de las regiones del país, el curso de la producción, sus dificultades y las necesarias estrategias productivas y sanitarias que deben seguir los apicultores para que puedan cumplir con los planes propuestos.
Estos encuentros sirven de marco para realizar intercambios de experiencia con indispensables actividades de capacitación y se realizan otros eventos de intercambio como pueden ser organizar visitas a apiarios de otros compañeros, con el fin de observar los aspectos positivos (y también los negativos) de las prácticas de manejo que sigue el apicultor con las colmenas de su propiedad.
En esta oportunidad se realizó un encuentro con niños del Circulo de Interés que dirige el Dr. Enrique Alvis, Médico Veterinario y Especialista Principal en esa provincia, quienes disertaron acerca de la importancia de las abejas para el medio ambiente y para el desarrollo de la agricultura, como principales polinizadores. Explicaron, con un lenguaje inteligente y documentado, todo lo referido al manejo de una colmena moderna en sistemas intensivos de producción y las funciones de cada individuo en la colonia, sin dejar de mencionar las bondades api terapéuticas, cosmetológicas e industriales de cada uno de los productos de la colmena. Pero una de las expresiones más lúcidas de uno de los chicos disertantes, que llamó a todos a la reflexión, fue aquella en la que se refirió al hombre, como el principal problema de la abeja, pues cuando éste maneja mal sus colonias, ellas enferman y hasta poden morir, sin olvidarse de explicar el efecto negativo del hombre en los ecosistemas apícolas (poda, tala, contaminación y otros) y la gravedad que representa el cambio climático que está ocurriendo en el planeta, justo de la mano del hombre y su impacto para este sector productivo.
En este encuentro se realizó un concurso de pintura infantil y se premiaron los tres mejores seleccionados por un jurado;sorprendieron estos niños con sus dibujos sobre la apicultura y las abejas.



En la imagenes que mostramos a continuación vemos un centro de reproducción de material biológico para repoblar o hacer colmenas nuevas. No son colmenas destinadas a la producción de miel, sino a la multiplicación de las familias de abejas.
Observamos en éste apiario, la limpieza exterior del emplazamiento y la semisombra que se proporciona a las colonias.
Las colmenas están separadas del piso con unos troncos de madera que hiciera el apicultor dueño, de una madera que en Cuba es utilizada como leña, por su poco valor. Se trata de una planta llamada “marabú”, la que crece en los terrenos como maleza, invalidándolos para su cultivo. Pues este señor lo aprovechó como base de sus colmenas y les puso un trapo o pedazo de tela amarrada en sus base y embebidas de grasa, con el propósito de quelas hormigas u otros depredadores no puedan acceder al interior de estas.
Es importante mantener los emplazamientos limpios, sin tirar a ellos desechos de las colmenas y bien chapeados, libres de malezas frente a las piqueras. La piquera es el espejo de la colmena moderna. Observándola con cuidado, el apicultor puede saber si hay movimiento de pecoreo o está la colonia débil, si está entrando polen, si están ellas eliminando pupas muertas o cadáveres de adultos o si hay mortandad de adultas frente a la colonia, entre otras observaciones.
¿Cuántas veces escuchas a un apicultor preocupado por barrer el frente de sus colmenas, juntar los cadáveres, quemarlos y enterrar sus cenizas?
Acá se hace así, pues los apicultores saben que los cadáveres de las abejas muertas, al igual que ocurre en otras especies, son portadores (trasmiten) de los agentes etiológicos que provocan enfermedades y hasta pueden diseminarlas.


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